Diario de una Valkiria: Vivencias peculiares.
“¿Morado? ¿Lila? Púrpura mejor, las camisetas quedarán genial así” reflexioné tirada en el sofá de mi casa (Una arduo debate acerca de un detalle que, para qué engañarnos, ningún hombre llegaría a percibir jamás). [N. del R: Oye, algun problema? ¬¬']
Y ni corta ni perezosa me puse a buscar camisetas de ese color. Nos compramos todas una y me sentí orgullosa de parecer algo más formales, aunque solo de lejos, por qué de cerca se veía nuestra guasa y a la mierda toda la seriedad. Ya a unos 10m se escucha gritar a Marta “Menos mal que te vas a Vietnam, ¡que si no te daba yo Camboya!”. Se unen a nuestras filas dos valkirias más, Carol y Noe, y la fiesta continúa.
El 2 de Agosto me acaece un “pequeño” incidente en la rodilla que me impediría jugar meses, pero lejos de ahuyentarme de jugger, hizo que me volcase más y más en el equipo, y eso nos unió bastante.
Empezaron las clases, pasaron los meses y el mal tiempo hizo acto de presencia (como siempre el tiempo en Galicia es súper discreto, claro *Ironía*) y jugar en el campo de Los Puentes cada vez era más complicado por la cantidad de charcos y barrizales. Llegó lo que nosotros bautizamos como “BARRAGGER” o jugger en barro. Más extremo que nunca, más sucio de lo que jamás se pensó.
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El terror de las lavadoras. |
Miré el campo de batalla, y bajé la mirada hasta mis Vans [usar botas de tacos era muy mainstream) y decidí que para resbalarme igual, al menos no joder las Vans, y ale, ahí me fui yo toda dispuesta, camiseta del equipo, mandoble en mano y em… descalza. Todo glamour.
Allá nos vamos pues. Se apuntan raudos tanto Uliq como Roy, y al rato entran tímidamente Sabri y Noe (Valkirias). Qué carrerones, qué hostias, ¡qué de mierda por Odín! Acabamos embarrados a tope, asquerosos, con barro hasta en la cara. Eso sí, ¿Y las risas?
Hago recuento de caídas, y llevo dos. Me debieron de parecer pocas, por qué en el siguiente punto llevé “La madre de las hostias”. Noelia lleva el jugg y va a meter, y veo que Uliq está a punto de matar a mi corredora, asique le piso al acelerador y voy a darle cuando de repente pego un resbalón, me llevo por delante a Uliq, y Uliq a Noe. El árbitro, atónito, no comprende qué ha sucedido. Somos una pirámide: Mi maltrecho cuerpo está haciendo el ángel en el barro, mientras Uliq, sentado sobre mí, sostiene a Noe en su regazo, y ella abrazando la base mira desconcertada hacia abajo. La imagen mental a vuestra imaginacion.
Acabó el entrenamiento y nos percatamos de que ningún busero nos dejaría subir así al bus… Nos ponemos a pensar… (Qué peligro nosotros pensando) y de repente alguien sugiere que nos bañemos en la fuente. Ese individuo de tanta agilidad mental hasta levantó aire. Nos vamos como una horda hasta la fuente y nos metemos en plancha. Sin duda debió de resultar grotesco para los transeúntes.
Ya “aseada” en el bus, empecé a notar dolor general, quizá por los 3 espaldazos aéreos que me di, quizá por haber corrido descalza, o quizá por qué jugué sin estar recuperada de la rodilla. Pero me sentí genial, me lo pasé como nunca.
Un día estupendo dónde los haya, al menos hasta que llegué a casa y mi madre me vió. El terror de las lavadoras, seguro penso.
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