Diario de una Valkiria: Ese peculiar periodo llamado aprendizaje.

Tras sentir esa satisfacción de pegarle a gente sin represalias, no me costó cumplir mi promesa de volver a jugger. Darse de hostias sin coste alguno es un reclamo cojonudo, deberían ponerlo de slogan: “¿Rabia acumulada?¿Estrés por los exámenes? ¡Ven y mata gratis!”.

Mi segunda jornada coincidía con la Expotaku y habría exhibición asique allí me planté toda alegre. Estaba lleno de gente y muchos novatos probaban Street jugger (N. del R: version reducida de Jugger, 3 contra 3 en un campo de 10x5 generalmente) en la zona habilitada para tal asique me dispuse a entrar cosplayeada de Maid. Si, maid, vulgarmente denominado “chacha”. Me dejaron unos pantalones de deporte que se veían debajo de la falda y parecían pololos...

Empieza el partido.

No sé qué co_|0ñ€$ pasó pero salí del partido con el labio rajado de un cabezazo que me había dado deliberadamente un duales. Sería mi primera herida de guerra en el deporte… Una de muchas.

Pasaron las semanas, que se hacían infinitamente más amenas al soltar adrenalina cada domingo, y un buen día se me ocurrió que podría encontrar a más chicas como yo y crear el primer equipo femenino de Galicia.
Ni corta ni perezosa empecé con el reclutamiento (yo valgo para la teletienda, soy muy insistente), teniendo como primera adquisición a Marta Martínez, pompfer de Prometeo, la cuál confió ciegamente en mí y dejó su equipo para unirse a mis filas (¡Gracias Marta!). (N. del R: CHAQUETERA!)
En una semana reuní a 4 chicas más, consiguiendo la plantilla básica. Decidí llamar al equipo “Valkyries” en honor a un amigo que me llamaba Valkiria por mi tempestuoso carácter, dicho finamente.

Los juggers coruñeses nos recibieron sorprendidos y nos felicitaron por la iniciativa, y en poco tiempo sería conocida fuera de Coruña y Galicia como “la capitana de Valkirias”, “Mamá Valkiria” para mi equipo.

Fue la mejor época del jugger de mis inicios, dónde desarrollé mis manías y mis “malos hábitos” en el campo:
Una tarde calurosa como cualquier otra, Prometeo se burló amistosamente de nosotras haciendo strepteases y ventilándose mientras nosotras nos asábamos. Quizá me lo tomé como un “NO HAY HUEVOS” o como un reto, no lo sé, sólo sé que acabé jugando en sujetador. ¡Qué gusto, qué ventilación!
Un contrincante se atrevió a decirme “Mel, ¡te botan las tetas!” y acabó huyendo campo a través mientras los árbitros intentaban evitar que le arrancase la piel a tiras. Llego a pillarlo y no se levanta en 500 piedras de la soberana hostia que le doy.

De mi afán por jugar cómoda y libre saldrían más tarde la famosa frase de Uliq “MEL, SÁCATE UN PECHO!” y el lema de Valkiries “Libres domingos y domingas!” que animaron y plagaron de bromas muchas tardes.

Buenos días de verano que da gusto recordar.


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