Nos quedamos con un palmo de narices cuando Holanda le cascó nada menos que cinco golitos a España, y más todavía cuando la otra Roja pasó por encima de la campeona del mundo como si fuese una retroexcavadora. Así que todavía en shock ante tales hechos, me puse a pensar que igual era hora de dejar el fútbol una temporada y buscar deportes que puedan completar mi mundo jister. Deportes que no fuesen mainstream. Y los encontré. Vaya si los encontré. El mismo día que Chile tomaba un poco de su propia medicina antre un Brasil que de jogo bonito tiene lo mismo que yo de física nuclear, 20 equipos se daban cita en Santiago para celebrar el primer torneo gallego de Jugger. Que dirán, ¿de qué nos habla esta tía hoy? Pues del megadeporte. El Jugger combina pelota con lucha. Pero no te haces daño. Lo cuenta Aarón Silva, un compostelano que lo descubrió s gracias a su novia. Que parece que el Jugger acaba de llegar y no, ¿eh? Según sus cálculos, en la Galicia puede haber a día de hoy unos 300 jugadores. Telita.
El asunto del Jugger comenzó en los 90 en Alemania de mano de una tropa de teutones que estaban emocionadísimos con una de esas pelis de ciencia ficción en la que en una sociedad distópica jugaban a un deporte mezcla pelota y artes marciales. Había nacido el Jugger, que se juega con una pelota que imita una calavera y que se llama jugg. Los equipos están formados por entre 5 y 8 jugadores. Uno de ellos es el corredor -que se encarga de marcar los tantos- mientras que otro miembro, con un tambor, va marcando los intervalos. El resto llevan una serie de elementos de lucha para intentar eliminar a los jugadores del equipo contrario. Elementos que, a pesar de recordar a armas, no hacen daño. Según explica Aaron, las lesiones son mínimas y suelen deberse a esguinces por las carreras. Un deporte, además, explosivo. Acabas reventado.
Hacia el medievo -el de verdad- miran también los miembros de
Gallaecia in Armis, especializados en artes marciales históricas europeas. Estudian tratados entre el siglo XIII y el XIX y ponen en práctica esos sistemas de combate: reproducen técnicas y también las armas utilizadas, aunque claro, no pinchan ni cortan. Lo cuenta Denís F. Cabrera, que añade que además de clases para adultos -en horarios de mañana y de noche-, organizan demostraciones en colegios e institutos que funcionan como complemento a las clases de Educación Física o de Historia. O ambas. Ahora están intentado montar un grupo estable de niños, de diez años en adelante. Y habrá un cursillo de verano.
Por cierto. ¿Se acuerdan del deporte oficial de la saga Harry Potter, el Quidditch? Pues si quieren, pueden jugar. Sin volar, claro. Pero con la escoba entre las piernas en todo momento. En A Coruña se ha conformado la asociación de Dementores de Quidditch Muggle de A Coruña, que preside Carla Antelo y que descubrió gracias a la película Los becarios que este deporte se practicaba más allá de Hogwarts. Ellos, que empezaron siendo cuatro, ya han conformado un equipo, los Dementores, formado por 15 personas, y ya se están gestando equipos en Vigo y en Santiago, por lo que en breves podría organizarse una liguilla gallega de un deporte en el que deben competir, por equipo, tres chicos, tres chicas y un jugador más, no importa el sexo.
Quidditch: Equipos mixtos y las reglas del juego de Harry Potter. Pero claro, sin volar. Aunque con escoba
Jugger: Combina juego de pelota con lucha. Salió de una película de ciencia ficción y apareció en Alemania
Horseball: Mezlca de baloncesto y equitación, varios clubs hípicos ya se han tomado en serio la práctica
Esgrima antigua: Primero se estudian los tratados y luego se reproducen las artes marciales occidentales
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