Juggertales: Inicio.


“Sigo sin saber que hago aquí”, pensé para mí. Mi amigo me había convencido de venir a jugar con él a este deporte… Estaba nervioso, no sabía de qué iba y la gente parecía que se conocían todos desde siempre. Incluso parecían tener una pequeña jerga. Me dijeron amablemente que escogiese un arma o si prefería correr. Yo me quede atontado, pensé que ellos me dirían que hacer. Instintivamente cogí arma, la que parecía una espada larga (mandoble, como luego supe que se llamaba). Me dieron una noción básica de las normas y me asignaron a un equipo.
Estaba en la línea de base y temblaba como nunca. No tenía ni idea de jugar y ahí iba a pegarme con gente que llevaba meses o años jugando. ¡3, 2,1, JUGGER! Y salimos, veo delante de mí a un chico con otro mandoble, quiero golpearle y cuando me doy cuenta me ha dado. Me voy al suelo recordando lo que me habían explicado y nos marcan un punto. Pensé que mis compañeros estarían enfadados conmigo, pero solo se rieron, me dijeron que lo había hecho bien y me dieron un par de consejos para luego. 
Seguimos jugando el partido y fui cogiéndole el truco, me encantaba. Correr, golpear, seguir, abajo. Se para y vuelta a empezar. La velocidad de las duales, los saltos de los escudos, los giros de cadena. Todo me resultaba fascinante. Me había enganchado ya a ese deporte. Era genial no solo el deporte en sí, si no el ambiente familiar que se respiraba. Me trataron casi como a uno más siendo mi primer día. Me invitaron a volver y no lo dudé ni un segundo…

Share this:

CONVERSATION

0 comentarios:

Publicar un comentario