El sol era muy agradable cuando estabas así tumbado en la hierba. Estaba disfrutando de lo lindo. Pero de repente escuché unos gritos que decían “¡3, 2, 1, JUGGER!” y el suelo empezó a temblar debajo de mí. En apenas unos segundos algo me golpeo hacia un lado y alguien me agarró. Notaba el movimiento en su mano. Me dejó caer al suelo y me volvieron a coger para después lanzarme por los aires. ¡Vaya falta de consideración! Al final me agarraron de nuevo y me llevaron a un pequeño habitáculo al que se entraba desde arriba.
Me sacaron de allí y pensé que todo había terminado, que equivocado estaba. Se repitió el proceso incontables veces, dos habitáculos iguales, dos personas agarrándome, peleándose por mí. Golpes que me arrastraban por la hierba. Yo no comprendía que pasaba, solo sabía que debía ser una especie de juego en el que el objetivo era meterme en esos habitáculos porque cada vez que lo hacían alguien gritaba “¡PUNTO!”. Supuse que había un campo delimitado ya que una vez oí a alguien decir que estaba fuera y me recogieron rápidamente.
A día de hoy ya estoy acostumbrado a eso, pero oye, que la vida del jugg es muy sacrificada…
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