Mi primera vez: Hice lo que pude con el palo.

- ¿Quieres contarme cómo fue tu primera vez?
Esa fue la pregunta que me hizo un hombre al que acababa de conocer por facebook un par de horas antes. Acepté sin duda, pues me daba mucha confianza, aunque me decepcionó un poco cuando me explicó que se refería a mi primera vez en jugger. Así que aquí estoy, escribiendo sin pensar muy bien lo que digo, y dispuesto a contar ambas versiones: mi primera vez, y mi primera vez en el jugger.

Empezaremos por la segunda.


Allá por el 2010 andaba yo con mis clases de diseño, mi grupo de esgrima medieval, mi grupo de música, y mi vida de persona normal, con sus cosicas bien puestas y ordenadas en mi cabeza. Un día tan vulgar como otro, Adri (Max para los juggers) se me acercó con su media sonrisa típica o bien de haber visto unas tetas, o bien de haber descubierto algo interesante. Me dijo que había descubierto un deporte nuevo. Que lo había probado y que le encantaba. Que teníamos que juntarnos los colegas de fiestas y darle cañita. Y por lo general, Max no se equivoca (a no ser que recomiende alguna peli). Me enseñó un par de vídeos en youtube, los cuales vi algo apurado por si algún compañero más de clase se fijaba en la locura que estábamos viendo. "Como si jugar al Guild Wars no fuese lo suficientemente friki" pensaba mi cabeza. Pobre ilusa.

Dos findes más tarde me presencié en el Juan Carlos I con mis aires de vergonzonería, sin saber qué cojones hacía allí. ¿Cómo sería la peña que jugaría a ese deporte? Bueh, !si yo soy un pringao! Si jamás me ha gustado el fútbol, ni el baloncesto, ni... Apenas he hecho deporte al margen de lo típico a lo que te apuntan tus padres de pequeño por no tenerte todas las tardes en casa (kárate, judo, ciclismo...). ¡Pero si por no correr, no corro ni a por el autobús! Qué cojones, de perdidos al río. Y para mi sorpresa... La acogida no pudo ser mejor. Max me fue presentando uno a uno a los personajes que allí estaban, me enseñó las armas, me señaló un kette y me dijo una frase que aún tengo grabada perfectamente en el recuerdo: "tú eso ni lo toques. Es demasiado jodido, créeme jaja". Y así hice, cogí un q-tip (seguramente sería el de Izzy, que fue de los que en aquel entonces mejor me trató).

Lo que pasó en ese partido mi mente lo ha obviado. Sólo sé que al final del primer tiempo me quería morir. Me tumbé en la hierba luchando por respirar, haciendo el ridículo delante de tanta peña recién conocida. Y a pesar de eso, al siguiente finde nos juntamos los Pokerbusters (un grupo de colegas que ya existía antes del jugger. Una panda de borrachos empedernidos super buen rolleros con ganas de sudar cada domingo lo que ingeríamos el sábado). Nadie del equipo quería aprender a usar el kette, así que por mera responsabilidad de capitán empecé a familiarizarme con él (y cuando digo familiarizarme quiero decir manquear como en la vida he manqueado). Y con eso y algunos cambios en el equipo a posteriori, ganamos un TNZ a los meses de haber empezado a jugar. Os juro por dios que a día de hoy no me lo explico.


Al margen de describir mi descubrimiento de la cosa esta de los palos, puedo afirmar que el jugger ha sido un cambio radical en mi vida. Ya no como deporte, si no como forma de vida. Conocer tanta gente te cambia, te hace madurar, te anima... Ya lo dije, antes de toda esta historia era el típico pringaillo vergonzoso. Ahora gracias a gente cojonuda que han llegado a ser de mis mejores colegas, la cosa es muy distinta. No es la primera vez que os lo digo (ni sera la última), pero gracias de nuevo, tíos.

Y la otra versión de mi primera vez... Fue de hecho muy similar: Vi en vídeos como era, llegué, me dijeron "tú eso no lo toques", obedecí, hice lo que pude con el palo, y cuando me quise dar cuenta estaba tirado sin llegar al fin del primer tiempo.

Soy Linu, y asi fue mi primera experiencia con la cosa esa de los palos. Salú compadres!

Share this:

CONVERSATION

0 comentarios:

Publicar un comentario